Razones para ser feliz
Tengo tantas razones para ser feliz que no me permito pensar en acontecimientos barrocos que me impidan avanzar. Por eso, cuando las fuerzas me flaquean, recuerdo mis poderosas razones:
He nacido entre dos siglos, el siglo de la razón y el siglo de la emoción. Vivo en un nuevo milenio en el que el despertar de la conciencia será fundamental para la supervivencia de los valores humanos.
He nacido con el poder de modificar mis hábitos, mis creencias y valores. Mi vida es el fruto de mis acciones, pensamientos y emociones, y cuanto más me conozco más afino en mi mapa del mundo.
He nacido con la capacidad de soñar.
He nacido envuelto en un cuerpo, el mío, al cual acepto, respeto y trato de cuidar para que pueda subir montañas, cruzar los ríos de la esperanza y correr la maratón de la vida.
He nacido distinto, diferente, único e irrepetible. Esta diferencia me hace humilde, grande en la diversidad; soy el centro de mi universo, pero no el ombligo del mundo. He nacido para compartir, cooperar, conocer, transformar y disfrutar. Conozco mi mundo, y sé que hay muchas personas sufriendo la intolerancia y la demagogia del ego que aniquila la belleza del ser humano.
He nacido con dignidad; algo que, como dijo Víctor Frankl, “nada ni nadie nos puede arrebatar”. Consciente de ello, lucho en las barricadas de las emociones para contribuir a que la positividad, proactividad, tolerancia y compasión (empatía en acción) creen un mundo mejor, lleno de luces y colores que nos ayuden a avanzar.
He nacido con la capacidad de amar. Amar la vida, amar a mis semejantes y amarme a mí mismo. Por eso, practico el agradecimiento y el perdón como fórmula de inteligencia humana.
No cabe el odio en mi corazón:
el rencor es el cáncer del alma.
Y he nacido para acompañar a personas en el proceso de convertir sus sueños en metas alcanzables.
Ahora, sé que los sueños son deseos, y esos deseos, con el entrenamiento adecuado, se pueden convertir en realidades tangibles.
Eso me aporta felicidad y la capacidad de poder
vivir libremente mis competencias emocionales.